La noción de oralidad no se puede concebir sin la noción de la escritura, sin embargo, la oralidad es mucho más antigua y sirvió como mero mecanismo de comunicación entre los pueblos, por tanto, su objetivo era la sociabilidad y, por ende, la configuración de visiones de mundo y la conformación de una determinada identidad. En esta sección conocerás algunos rasgos generales de la oralidad y su relación con los géneros discursivos escritos.
La oralidad es intrínseca y paralela a la existencia misma del ser humano y su estudio abarca tres grandes momentos: el contenido temático, el estilo verbal y la composición (los recursos léxicos, fraseológicos y gramaticales de la lengua), que se vinculan entre sí en la totalidad del enunciado dentro de una esfera de comunicación.
Todo enunciado, oral o escrito, es individual en cualquier esfera de la comunicación discursiva y, por ende, refleja la individualidad del hablante o del escritor, como es el caso de los géneros literarios; pero no todos los géneros reflejan esa individualidad del hablante, como los géneros discursivos que requieren formas estandarizadas, por ejemplo, documentos oficiales, órdenes militares y las señales verbales.