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La oralidad no solo consiste en la palabra hablada, en un mensaje que emitimos o que escuchamos de alguien que nos lo dice, en un discurso que profiere alguien a una persona o una colectividad o en una frase dicha a través de un canal o medio de comunicación, sino que implica todo un proceso en el que intervienen distintos y variados elementos, tales como los códigos verbales; los códigos no verbales como la voz y sus componentes; la proxémica (disciplina que estudia la relación espacial entre las personas); la gestualidad; los elementos paraorales como el comportamiento de la audiencia o el público y el ambiente o contexto de la comunicación. Todos estos elementos, combinados, pueden transmitir información sobre el estado de ánimo del orador, sus emociones, sus pensamientos, sus posturas frente a un suceso o fenómeno, pero también cómo está reaccionando el público ante el discurso y cómo interviene en ambos actores el contexto en el que se está desarrollando el acto de comunicación.

 

La oralidad como acción
La oralidad como acción

 

Algunos de estos elementos son:

  • La imagen mental del discurso: el discurso depositado en la mente emite una imagen no solo del contenido o lo que se está diciendo, sino también de la lengua y los códigos en los que está expresado.

  • Los códigos verbales: se refiere al idioma o dialecto en el que está expresado el mensaje. Hay que recordar que el dialecto es la variedad lingüística de una determinada lengua. Cuando un orador emite un discurso, nos damos cuenta de su país o territorio de origen por el idioma o dialecto de su idioma natal.

  • Los códigos no verbales:

    • Tonalidad o tono de voz: también llamado inflexión de la voz, es el grado de elevación de la voz, de agudo o alto a grave o bajo. Se sabe que el tono grave tiene un mayor grado de influencia en el receptor del mensaje y causa una sensación de credibilidad.

      Algunos tips

      • Lo importante es no utilizar una tonalidad plana todo el tiempo.
      • Para mejorar el tono de voz es necesario respirar correctamente, desde el diafragma, y no desde el pecho; tener una postura recta; respirar profundamente y enviar el aire al abdomen.
      • El sonreír al hablar permite elevar la parte trasera del paladar y las ondas sonoras salen con mayor fluidez, a la vez que permite que la voz suene cálida y amigable.
      • Al final de una frase, no hay que subir al tono agudo de la voz porque se escucha que se está preguntando algo, se generan dudas en el público y se toma como un discurso poco creíble.
      • El tono de voz debe estar en consonancia con el mensaje y con la intención que se quiere transmitir, de lo contrario, se generan confusiones y suspicacias en el público.
      • Un tono de voz monótono, siempre aburrirá y no despertará el interés en el público.
      • Variar los tonos de voz demuestra un orador dinámico, extravertido y confiado en sí mismo y en su discurso. Van de la mano el variar la velocidad, la entonación y el volumen, lo cual refleja una persona confiada y segura de sí.
      • Mantener un mismo tono de voz muestra un orador frío, retraído, lento.


    • Entonación: es la secuencia sonora en la que hay variación del tono de la voz de una persona al hablar; puede indicar algún tipo de matiz expresivo referente al mensaje o a la propia persona. Está constituida por la secuencia de tonos con que se emite el discurso oral; constituye una línea melódica y contribuye al significado del discurso.

      Algunos tips

      • Con la entonación se puede saber si el mensaje lleva determinada intención, por ejemplo, hacer una pregunta, plantear una ironía, elogiar, contrariar, persuadir, disuadir, etc.
      • Dentro del discurso hay que identificar momentos clave en los cuales la voz deberá de modularse de acuerdo con el mensaje o la intención, esto causará asombro o cualquier otro sentimiento que el orador busca en el público.


    • Intensidad de la voz o Volumen de la voz: Desde el punto de vista de la intensidad, los sonidos pueden dividirse débiles (suaves) y fuertes (intensos). Se relaciona con la frecuencia, el volumen y la duración, depende principalmente de la presión sonora. En la voz humana la intensidad se regula mediante el control de la inspiración y expiración de aire. Se mide en decibelios.

      Algunos tips

      • Al hablar hay que hacerlo lo suficientemente alto para que el público escuche bien. Pero no demasiado alto como para que se crea que el orador está gritando.
      • Subir el volumen muy alto sugiere agresividad o ira y puede tener consecuencias negativas.
      • Tampoco se debe hablar muy bajo, porque entonces el auditorio no escuchará y no entenderá el mensaje, además de que hablar muy bajo es señal de timidez o falta de confianza.
      • Lo ideal es mantener un volumen moderado, así el orador inspira agrado y beneplácito.
      • La variación del volumen de voz sirve para enfatizar puntos importantes del discurso.
      • Cuando se va a decir algo importante, hay que bajar un poco el volumen de la voz para causar expectación en el auditorio, pero pronunciando despacio y firmemente cada palabra.


    • Timbre: es el espectro específico de una voz, que consiste en el sonido básico y los formantes vocales, es decir, los picos de intensidad en el espectro de un sonido. El timbre depende de los armónicos, que son múltiplos del tono fundamental, el cual es producido por la vibración de sonido dentro de la cavidad bucal y en la nasal. Los armónicos permiten distinguir una voz de otra.

      Algunos tips

      • Al comenzar un discurso, se requiere hablar despacio para que el público se habitúe al timbre de voz del orador y, a medida que transcurre el tiempo, hay que aumentar la velocidad.
      • Una voz muy aguda o chillante puede ser reflejo de una voz infantil o de queja.
      • Una voz robusta refleja una persona extravertida.


    • Cadencia o cambios de ritmo y velocidad: el orador tiene que hacer cambios de ritmo y velocidad en su discurso para no causar un efecto somnoliento en el auditorio.

      Algunos tips

      • No es bueno hablar muy lento porque el público se cansará, pero tampoco muy rápido porque no captará el mensaje; así como tampoco es bueno hablar con la misma velocidad en todos los momentos porque se hace un discurso muy plano.
      • No hay que hablar de continuo, sino que hay que hacer pausas. No abuses de éstas, pues parecerá que tienes dudas de lo que dices o que tienes dificultades al hablar.
      • Lo recomendable es hacer entre 2 a 3 pausas por minuto, con un tiempo mínimo cada una.
      • Hablar rápidamente impide una respiración moderada, se acelera la mente y el corazón del orador causándole nerviosismo, lo cual le provocará distracciones y tropezones al hablar.
      • Es necesario hablar de manera moderada, respirar profundamente con un ritmo mesurado y pausas frecuentes, lo cual permite un discurso adecuado y entendible.
      • Cuando el tema sea algo emocionante, hablar más rápido y elevar el tono de voz ayudará a que el público se contagie de esa emoción.
      • Antes de decir algo importante, hay que hacer una pausa lo suficientemente larga como para causar expectación en el público. Ese silencio provoca que el auditorio ponga atención en lo que se va a decir y se asombre.
      • Titubear o vacilar en la elección o pronunciación de las palabras resta credibilidad en el discurso y posiblemente disgusto en el público.


  • Gestualidad: es el conjunto de movimientos del cuerpo, en particular del rostro y las manos, a través de los cuales un orador puede expresar sus emociones. Se le conoce también como lenguaje corporal y no verbal. Incluye los gestos faciales, ademanes, gesticulaciones hechas con movimientos de cabeza, manos y brazos que se presentan de manera inconsciente durante la producción del lenguaje. En psicología, la cinésica es la disciplina que estudia el significado expresivo de los gestos y de los movimientos corporales que acompañan los actos lingüísticos.

    Algunos tips

    • Las gesticulaciones dan mayor intensidad a los mensajes orales.
    • El lenguaje no verbal proporciona información sobre la forma de ser del orador, sus intenciones o estados de ánimo.
    • La cara es el centro de atención de una conversación, mientras que los pies y las piernas son los puntos menos observados.
    • Cualquier gesto funciona como un estimulador visual en el interlocutor, y viceversa, pues proporciona información tanto del orador como del escucha.
    • Los gestos acompañan al discurso y aumentan los efectos del mensaje verbal.
    • Los gestos ayudan a valorar la conversación, ya sea sincronizando tiempos (si se prolonga o se reducen los tiempos), ya sea esperando o no recibir retroalimentación.
    • Los movimientos que demuestren deseos de finalización, nerviosismo, inquietud, inestabilidad etc. durante una conversación, son señal de un escucha poco tolerante.
    • Los gestos faciales, sobre todo la mirada y la sonrisa, son signos de buenas habilidades sociales comunicacionales.


    De acuerdo con Ekman y Friesen (1969, “The repertoire of non-verbal behaviour: categories, origins, usage and coding”, en A. Kendon (ed.), Non-verbal communication, interaction, and gesture. Selections from Semiotica. The Hague, Mounton Publishers, 1981) existen cinco clases de gestos:

          
    Tabla. Clases de gestos

    Tipos de gestos según Ekman y Friesen

    Descripción

    Ejemplos

    Emblemáticos

     

    Son comportamientos no vocales que tienen un significado específico y pueden ser traducidos directamente a palabras

    • Agitar la mano en señal de saludo
    • El puño y el pulgar levantado para señalar que todo está bien
    • Poner la mano en el pecho, a la altura del corazón en señal de respeto cuando se canta el himno nacional.

    Ilustradores

     

    Acompañan la comunicación verbal y por lo tanto el discurso y lo enriquecen al enfatizar las palabras e ilustrar el contenido del mensaje o la entonación.

    David Efrón (1941) distingue:

    • ideógrafos: muestran gráficamente la línea argumental del hablante,
    • deícticos: señalan físicamente objetos referidos en el mensaje verbal,
    • espaciales: acompañan a la información verbal sobre relaciones espaciales,
    • kinetográfos: acompañan a la información verbal sobre movimientos,
    • pictógrafos: acompañan a la información verbal sobre imágenes.
    • Señalar lo lejos o cerca que está un objeto al respecto del hablante.
    • Mover las manos en círculo cuando el mensaje se trata de “regresar a un mismo punto”.
    • Poner las manos en ángulo, juntando los dedos medios, queriendo referirse a “casa”.

    Reguladores

     

    Regulan las intervenciones a lo largo del diálogo.

    Facilitan el flujo de la conversación y la interacción con los demás.

    Dan señales al interlocutor sobre si el orador desea continuar o interrumpir la conversación.

    • Levantar la mano en señal de que hemos terminado de hablar o que la conversación ha finalizado.
    • Asentir con movimientos afirmativos de la cabeza.

     

    Adaptadores

     

    Son movimientos que realiza el orador cuando toca alguna parte de su cuerpo o manipulando algún objeto cuando están en juego las emociones.

    Sirven para ayudarnos en la concentración o para controlar o disimular el estado emocional.

    Estos gestos se incrementan con la tensión y el estrés.

    Ekman y Friesen distinguen tres tipos:

    • Auto-adaptadores: movimientos de manipulación del cuerpo.
    • Adaptadores dirigidos a otros: movimientos de interacción como el cortejo o el ataque.
    • Adaptadores dirigidos a objetos: rutinas conductuales relacionadas con elementos del entorno.
    • Ajustarse los puños de la camisa, la corbata o las solapas del saco.
    • Llevarse la mano a la boca en señal de concentración.
    • Acomodarse el cabello.

    Afectivos

     

    Sirven para comunicar a los demás nuestros sentimientos.

    Se aprecian fácilmente por las expresiones faciales y por las posturas corporales de acercamiento.

    • Cambiar la expresión facial sonriendo muestra un estado de alegría en el orador.
    • Un rictus de coraje en el rostro muestra el estado de enojo del ordador.

     

    Dentro de la gestualidad vamos a hablar aquí de la expresión facial, la mirada y la postura corporal.

    • La expresión facial

      El rostro es el elemento del ser humano donde más se exhiben las emociones, y en el que radican las señales de la comunicación no verbal que más se observan durante una interacción entre emisor y receptor de mensajes. También demuestra el estado de ánimo de las personas y las actitudes que toman hacia los demás.

      Ekman (1972, 1977) postula la existencia de seis expresiones faciales universales, que se corresponden con seis emociones innatas: Alegría, ira, miedo, tristeza, sorpresa y asco.

      Se dice que, aunque las expresiones faciales son biológicamente determinadas, las personas tienen la facultad de controlar la apariencia del rostro en situaciones sociales determinadas. El aprendizaje de comportamiento social ayuda a modelar las emociones expresadas y controlar los estímulos que las provocan.

      Un orador que sabe controlar la gestualidad facial puede aparentar indiferencia o disimular la emoción experimentada.

       

      Algunos tips

      • Si quieres demostrar una actitud de sinceridad, no haya nada mejor que tu expresión facial esté de acuerdo con el mensaje que estás profiriendo.
      • Si una persona tiene una expresión facial de enfado durante una conversación, es probable que su interlocutor no quiera seguir escuchándolo.
      • Si la expresión facial no varía y muestra poca o ninguna expresión, es señal que la persona es retraída y poco habilidosa en la conversación.
      • Hay personas que son un libro abierto por medio de los gestos de su rostro, porque expresa con ellos sus emociones, demuestra una persona totalmente sincera.
      • Cubrir la boca al hablar impide que salga la voz limpiamente, pero también es una señal de nerviosismo o de opacidad en el mensaje.
      • La sonrisa puede tener un impacto sobre los interlocutores, ya sea de beneplácito, de aceptación o una actitud amigable.
      • Morderse los labios puede demostrar un estado de nerviosismo o tensión.
      • Mover los labios de un lado a otro es característica de estar en un momento de toma de decisiones o de reflexión.
      • Cerrar los labios uno contra el otro implica señal de tensión, pero también de tener un control sobre uno mismo. Asimismo, puede indicar que no estamos interesados en participar en la conversación.
      • Torcer la boca es un gesto de disgusto, desaprobación o desconfianza.
      • Tragar saliva, aclarar la garganta o humedecer los labios repetidamente es una señal de nerviosismo.


    • La mirada

      El contacto visual ejerce un papel sumamente importante en la comunicación interpersonal, pues es la ventana para que los interlocutores conozcan las actitudes interpersonales, la información del interlocutor y las conductas sobre el otro; regula el flujo de la comunicación, establece jerarquías de conductas entre ellos e indica el grado de atención implicada en lo que se dice. La mirada generalmente sirve para sincronizar una conversación, pues brinda la posibilidad de dar turnos de palabra a los interlocutores.

       

      Algunos tips

      • Al hablar o escuchar, ve directamente a los ojos a tu interlocutor, así sabrán ambos que tienen la atención puesta en la conversación.
      • El sentirse o saberse mirado, produce un valor de recompensa en el orador, pues siente que le ponen atención.
      • Mirar a alguien durante mucho tiempo, puede provocar en él ansiedad e incomodidad y la sensación de sentirse criticado.
      • Cuando se desvía la mirada hacia un lado se está faltando a la verdad y cuando se desvía hacia el lado contrario se busca recordar. Identificando esto, se puede observar si la persona es sincera o no.
      • Las pupilas se dilatan cuando algo nos atrae.
      • Una persona que parpadea seguido demuestra que está nervioso o es desconfiado.
      • Las personas inseguras al hablar son incapaces de mantener la mirada en su interlocutor, lo cual reduce su credibilidad.
      • Mirar a los ojos durante una petición, logra aumentar la persuasión.
      • Un orador que tiene que hablar de temas personales que lo incomodan, disminuye el contacto visual con su interlocutor.
      • Levantar las cejas al hablar demuestra confianza en el interlocutor.
      • Si tu interlocutor voltea varias veces a los lados, significa que lo estás aburriendo con tu discurso.


    • Postura corporal

      La posición del cuerpo de una persona, estando de pie, sentada o acostada, refleja sus actitudes y sentimientos sobre sí misma y su relación con los otros. Hay cuatro posturas en el caso de una persona que va a hablar frente a un interlocutor o frente a un grupo:

        • Acercamiento: El cuerpo está ligeramente inclinado hacia delante.
        • Alejamiento: La cabeza permanece baja, la espalda está doblada, los hombros colgados y el pecho hundido, lo cual demuestra una actitud de desear alejarse del interlocutor.
        • Expansión: El pecho está erguido, el cuerpo está erecto e inclinado hacia atrás, los hombros están elevados, lo cual demuestra una postura orgullosa.
        • Contracción: El cuerpo está inclinado hacia delante, la cabeza está hundida, los hombros colgados y el pecho hundido, lo que demuestra que el orador tiene un estado emocional depresivo o triste.

      Algunos tips

      • Mantener una posición asimétrica de los brazos y piernas, tener apoyo y relajación de las manos, comunica una actitud de dominio del escenario.
      • Mantener una postura tensa puede comunicar ansiedad, sumisión o pánico frente al público.
      • Tener una postura abierta (brazos, manos extendidas, etc.) le da confianza al interlocutor.
      • Cruzar los brazos y manos detrás de la nuca demuestra una actitud de relajación.
      • Mantener los brazos cruzados sobre el pecho es una actitud de defensa y de autoprotección, lo cual demuestra una actitud hostil en el orador.
      • Tener los brazos colgados a los costados, la cabeza hundida o hacia un lado demuestra timidez en el orador.
      • Tener las piernas ligeramente separadas y los brazos encorvados poniendo las manos sobre la cintura demuestra una actitud de determinación.
      • Tener una postura erecta, dando el frente a la otra persona, es signo de asertividad del orador y del mensaje que está dando.
      • Los asentimientos de cabeza indican acuerdo y buena voluntad en el escucha, lo cual señala que está de acuerdo con que el orador siga hablando.
      • Juguetear repetidamente con joyas o adornos distrae la atención del escucha y denota nerviosismo en el orador.
      • Evita moverte mucho o permanecer mucho tiempo en una postura rígida.
      • Evita estar encogido, demuestra una actitud pasiva o tímida.


  • Proxémica

    Se trata de los aspectos relacionados con el espacio personal y social y la percepción que tienen de él los individuos, así como de la cercanía y lejanía entre unos y otros como las distancias de interacción. Hall (1966) estableció cuatro distancias de interacción:

      • Íntima: hasta 50 centímetros, permite que la comunicación no solo sea con palabras sino también con el contacto corporal, el tacto, el olor, la temperatura corporal, los susurros, etc.
      • Personal: de 50 a 1 m. en la fase próxima, y de 1 a 1.20 mts. en su fase lejana, es apropiada para discutir asuntos personales.
      • Social: de 1.20 mts. a 2 mts., en su fase cercana y de entre 3 a 4 mts. en su fase lejana, corresponde a conversaciones formales. Requiere de mayor volumen de voz.
      • Pública: de 4 mts. en adelante, apropiada para pronunciar discursos a un público numeroso o algunos tipos muy formales de conversación.

    Algunos tips

    • Una orientación de 10 a 30 grados desde el punto de vista del orador, sugiere un grado de implicación con el público, y le da la oportunidad de librarse ocasionalmente del contacto ocular total.
    • Un ambiente privado se presta más para una conversación más cercana que lejana.
    • Existe una mejor conversación o comunicación entre personas afines en espacios más reducidos.
    • La distancia reducida entre dos personas que se encuentran una enfrente de la otra, origina una actitud más positiva.
    • Si se desarrolla una conversación entre varias personas de pie, lo ideal es que la orientación de cada persona se mantenga más abierta, formando un ángulo de 180 grados.


  • Fluidez vs Imperfecciones de la oralidad

    La fluidez al hablar es la capacidad de un orador de expresarse correctamente con facilidad y espontaneidad, lo cual permite que se desenvuelva libremente para crear discursos, reproducir ideas a través del habla, relacionar adecuadamente las palabras y las oraciones y demostrar el bagaje léxico que domina.

    Por el contrario, son muchas las imperfecciones del habla, como: repeticiones innecesarias, vacilaciones, silencios prolongados innecesarios, digresiones, frases sin sinsentidos, discordancias, excesos de coloquialismos, atropellamientos al hablar, dislexia al leer, las molestas muletillas, frases repetidas constantemente, todos los cuales causan en el interlocutor enfado, ansiedad, rechazo, aburrimiento, extrañeza, entre otros.

     

    Algunos tips

    • La fluidez consiste en conectar correctamente las ideas y las frases. Un discurso fluido transmite ideas al receptor de tal manera que las podrá entender a la primera.
    • Para entrenar a la mente y a la boca, practica los trabalenguas.
    • Para hablar con fluidez tenemos que tener confianza en lo que estamos diciendo, por lo que podemos practicar primero con temas que dominamos.
    • Evita las molestas muletillas como “uhm”, “mmm”, “eh”, “¿verdad?”, “¿cierto?”, “estoooo”, “o sea”, “¿ok?”, “en teoría”, “pues”, “¿no es cierto?”, “¡pues nada!”, “vamos”, “venga”, “¿sabes?”, “¿me explico?”, “¿vale?”, “¡bueno!”. Todas ellas demuestran nerviosismo en el orador y falta de vocabulario o competencia comunicativa. Además de que no aportan información al discurso.
    • Para evitar el tartamudeo, se recomienda leer antes o ensayar frente a un espejo.
    • Para detectar las pronunciaciones erróneas, se sugiere grabar antes el discurso, de esta manera nos damos cuenta en qué tipo de palabras nos equivocamos al hablar.
    • Algunas veces no nos damos cuenta que al leer en voz alta, proferir un discurso o sostener una conversación, omitimos palabras. Para evitarlo podemos ensayar antes en los dos primeros casos, y en el tercero, estar atentos a lo que decimos para corregirlo en el momento en que nos percatamos de la omisión.
    • Farfullar o decir algo muy deprisa y de manera atropellada, confunde al interlocutor y no recibe el mensaje adecuadamente.

 

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