Entre las conductas académicas éticamente inaceptables que tienen que ver con los actuares y deberes de las comunidades que integran una institución educativa, tales como los estudiantes, los profesores, los investigadores, el personal administrativo y todos aquellos que tengan relación con ella, vamos a destacar tres: la violación de códigos y normas establecidos por la institución; la fabricación y/o falsificación de datos; y el plagio.
Este último tema es de suma importancia en el ámbito académico, aunque también sucede en el jurídico, el político, el periodístico, entre otros.
Los códigos y normas establecidas por una institución se crean para fomentar entre sus miembros una buena estancia y relaciones de colaboración y progreso. El violarlas no solo implica el incumplimiento de lo en ellas establecido y, por ende, el desacato y la falta de compromiso con la institución, sino también la causa de graves consecuencias contractuales, legales y morales que afectarán el desempeño de las personas y de la institución misma.
Por lo general, las violaciones cometidas a los códigos y normas académicas establecidas por las instituciones educativas, dependiendo de la gravedad del daño, son sancionables según lo previsto en sus reglamentos internos, excepto los casos de violaciones de ley de gravedad.
En el caso de la UNAM, existen disposiciones disciplinarias y sancionarias que pueden contrarrestar el daño causado por el incumplimiento de las normas y códigos por parte de los miembros que la conforman.
El Estatuto General de la UNAM, en su título sexto “De las responsabilidades y sanciones”, Artículos 90 a 101, especifican dichas disposiciones (http://www.abogadogeneral.unam.mx:6060/legislacion/view/1).
La fabricación y/o falsificación de datos consiste en inventar, alterar, tergiversar o distorsionar cualquier dato, información, palabra, frase, cita o elemento audiovisual en el trabajo escolar con el fin de alterar los resultados, en espera de que se éstos se adapten a lo que nos es conveniente. Sin duda, esta práctica es recurrente cuando los resultados no son lo que esperamos y forzosamente fabricamos datos inexistentes para adaptarlos a nuestra redacción o investigación.
Este acto, además de que es deshonesto, puede originar consecuencias graves por la alteración de los datos y la información, consecuencias que, si no se alcanzan a percibir desde un inicio, pueden ocasionar serios daños y perjuicios no solo al autor del escrito o la investigación, sino también a la institución de la que se es parte y, peor aún, a terceros.
Gracias a las actuales tecnologías, la manipulación de datos o imágenes es muy común. No se considera fabricación o falsificación de una imagen el ajustar brillo, contraste o balance de color, siempre y cuando se mantenga la imagen original y se cite la fuente de donde se tomó.
Es importante considerar que muchas veces se consultan fuentes no fidedignas y por desconocimiento, falta de investigación profunda y un análisis poco riguroso, se copian datos erróneos o falseados.
Por ello, es sumamente necesario:
Te recomendamos visitar el Programa “Velo en perspectiva”. La infografía “Mejora tus habilidades de investigación. Saber cómo investigar es aprender a no plagiar” te orienta sobre los siguientes temas:
Asimismo, en la infografía “Planea, estructura y crea tu propia obra. Saber cómo estructurar es aprender a no plagiar”, aprenderás a:
El Diccionario de la Real Academia Española registra que la palabra ‘plagio’ proviene del latín tardío plagium o “acción de robar esclavos” o “acción de comprar o vender como esclavos a personas libres”. Esta palabra derivaba del gr. πλάγιος (plágios) que quiere decir “oblicuo”, “trapacero” o “engañoso”. Con el tiempo, y desde los antiguos grecorromanos, esta palabra pasó a designar, por extensión, aquel que robaba las ideas o palabras de otros.
Plagio significa presentar un trabajo, obra o producto intelectual como propio cuando en realidad su autor es otra persona. A nivel ético y moral, el plagio es un engaño, un fraude y un robo, por tanto, es un acto incorrecto que perjudica al autor o dueño de la información original y genuino.
“El plagio es, a fin de cuentas, una falta de orden moral ya que lesiona la dignidad de las personas y atenta contra el bien común. Por eso, podemos afirmar que algunos ponen comillas en los textos que ilustran sus discursos para citarlos; otros simplemente los usan sin comillas para parasitarlos”.
Camilo Ayala Ochoa (2022). Letras impostoras. Reflexiones sobre el plagio. Primera edición, Universidad Autónoma de Aguascalientes, Aguascalientes, Ags. editorial.uaa.mx/, p. 22.
Camilo Ayala Ochoa en su obra del año 2022 titulada Letras impostoras. Reflexiones sobre el plagio (pp. 26-29, 33, 40, 96) menciona otros tipos de plagio:
Por su parte, Raúl Rojas Soriano, en su libro Plagio de mis libros en un texto del INEGI (México) y en otros de varias universidades (2022, Plaza y Valdés) habla del plagio intelectual durante clases, ponencias y conferencias. El autor dice que en diversos foros fue objeto de plagio al exponer sus ideas y planteamientos.
El plagio académico implica apropiarse de las ideas, palabras, datos, recursos audiovisuales, interpretaciones, entre otros, que son autoría o propiedad de un tercero, y que se presentan como propios, sin anunciar este acto. Todo esto en el ámbito educativo, principalmente en el nivel universitario, tanto en las esferas escolares (alumno-profesor) como en las de investigación y las de publicación.
Camilo Ayala Ochoa en su obra del año 2022 titulada Letras impostoras. Reflexiones sobre el plagio menciona en su apartado “Plagio académico” que éste se da entre estudiantes, profesores e investigadores que copian y pegan información en textos sin rigor. Ayala habla de las nuevas generaciones, como por ejemplo “los millennials” que son impacientes y que quieren “todo masticado y digerido” (p. 32), así como la necesidad de demostrar la productividad investigativa y de publicaciones, lo que obliga a muchos investigadores a cometer plagio y a publicar en revistas depredadoras.
Consulta la categoría La revista académica en la sección PUBLICACIÓN, donde encontrarás información sobre Editoriales depredadoras.
“Nuestras universidades sufren la pérdida de autoridad académica, el plagio de textos, el ciberplagio y el muy común uso del “copia y pega”, el corte y confección, que estudiantes y académicos equiparan con el conocimiento”.
Camilo Ayala Ochoa (2022). Letras impostoras. Reflexiones sobre el plagio. Primera edición, Universidad Autónoma de Aguascalientes, Aguascalientes, Ags. editorial.uaa.mx/ p. 33.
Existen varias maneras de realizar plagio en el momento de que estás escribiendo tu producto escolar, estas son:
COPIAR
PARAFRASEAR
Hay que recordar que el parafraseo per se es un hecho gramatical que no es incorrecto. La traslación de tiempos verbales, personas pronominales, adjetivos, adverbios, etc. pueden ser reformuladas de acuerdo con el punto de vista del portador de la palabra, en este caso el autor, quien está haciendo uso del estilo indirecto y, por tanto, está modificando el discurso en un intento de adaptarlo a sus necesidades discursivas.
El punto clave está en que, si se parafrasea, se debe indicar la fuente de donde se tomó la información parafraseada.
NO CITAR
FALSA AUTORÍA
AUTOPLAGIO
Realizar cualquier práctica relacionada con el plagio es un comportamiento “antiuniversitario”. Nuestra Universidad, como “Universidad de la Nación”, ha sido la cuna de descubrimientos, inventos, investigaciones y proyectos que han contribuido al desarrollo de nuestro país no solo a nivel educativo, sino también científico, tecnológico, humanitario y cultural. En ella los valores del respeto, la tolerancia, la pluralidad, la ética, la justicia, la equidad, la inclusión, la responsabilidad, la transparencia, entre otros, se acompañan de lo que, como Universidad, son exigencias en todo su haber, es decir, la integridad académica, la libertad intelectual, el profesionalismo, la confianza, la honestidad académica y el reconocimiento y protección de la autoría intelectual.
Por ello, como universitario que eres, estos valores deben enarbolar tu actividad estudiantil, académica, profesional o laboral y, por ende, cualquier práctica que vaya en contra de ellos es antiuniversitaria.
Si eres profesor o tutor
Si eres estudiante y/o tutorando
Existen varios programas o software creados para detectar textos plagiados, que consisten en comparar un documento inédito con otros ya publicados que se encuentran en bases de datos digitales y sitios web, además de repositorios de datos de código. El objetivo es encontrar coincidencias o similitudes entre el primero y los segundos a fin de verificar la autenticad de la autoría y originalidad de la obra.
Dichas similitudes se presentan en distintas formas:
Al final de la revisión se presenta un informe con el porcentaje de similitudes, lo cual permite identificar si el texto es auténtico o es un plagio entero o parcial.
Existen varios programas gratuitos y de pago, tales como:
Software antiplagio gratuito |
Software antiplagio de pago |
---|---|
CopyLeaks (https://copyleaks.com/) Copyscape (https://www.copyscape.com/) Dupli Checker (https://www.duplichecker.com/) Fixgerald (https://fixgerald.com/) PaperRater (https://www.paperrater.com/) Plagiarisma (http://plagiarisma.net/) SEOscrapers (https://seoscrapers.com/plagiarism-checker/) Plagiarism Detector (https://plagiarismdetector.net/) Plagium (https://www.plagium.com/) Searchenginereports (https://searchenginereports.net/plagiarism-checker) Unicheck (https://unicheck.com/es-es/free-plagiarism-checker-online) Viper (https://www.scanmyessay.com/) |
Antiplagiarism (https://antiplagiarism.net/) Compilatio (https://www.compilatio.net/es) Glatt Plagiarism Services (http://www.plagiarism.com/) iThenticate (https://www.ithenticate.com/) Plagius (https://www.plagius.com/br/Default.aspx) Plagscan (https://www.plagscan.com/es/) Turnitin Originality (https://www.turnitin.com/es/productos/originality) |
Decir que un texto es reflejo de otro; o que hay reminiscencias de un autor antiguo en otro más actual; o que hay influencias de la filosofía de un autor en otros tantos que la siguen; o que hay ecos o imitaciones de un autor en otros… son frases que nos hacen ver que hay prácticas discursivas que no necesariamente tienen que ver con el mal hábito del plagio. Muchas de éstas pueden incluso confundirse con actividades plagiarias, y por mucho que se quiera afirmar que son plagios, la verdad es que no es así.
Hélène Maurel-Indart, en su obra Sobre el plagio (trad. Laura Fólica, Buenos Aires, Argentina y México, Fondo de Cultura Económica, 2014) utiliza los términos “préstamos textuales” o “inspiración literaria” para hablar de las “motivaciones y manifestaciones de la escritura plagiaria” que delimitan la noción de “originalidad”.
Harold Bloom, en su obra La angustia de las influencias (Trad. Francisco Rivera, Caracas, Venezuela, Monte Ávila, 1991) cita a Oscar Wilde en su obra titulada El retrato del Sr. W. H.: “la influencia es simplemente una transferencia de la personalidad, una manera de dar de balde lo que es más precioso para uno mismo, y su ejercicio produce una sensación, y, posiblemente, una constatación de pérdida. Todo discípulo le arrebata algo a su maestro […] (Bloom, op. cit., p. 14.).
A esto Bloom le llama “la angustia de influir”, y sigue citando a Wilde ahora en El retrato de Dorian Gray: “Ya que influir en una persona es darle su propia alma” (Bloom, op. cit. p. 14). Por supuesto, Bloom no justifica con ello la falta de originalidad, y lo que él denomina “influencias poéticas” pueden ser estudiadas desde el punto de vista del estudio de las fuentes o la historia de las ideas, lo cual permite descubrir qué autores influyeron en otros.
Según Bloom, quienes toman influencias de otros, son talentos débiles que entran en angustias porque saben que deben algo a alguien de quien retomaron ideas o palabras, dado que éstas no se originaron en su propia mente.
“Los talentos más débiles idealizan las cosas; las figuras de imaginación capaz se apropian de lo que encuentran. Pero no se consigue nada sin pagar un precio, y la apropiación implica las inmensas angustias de sentirse deudor, ya que ¿existe algún poeta fuerte que desee darse cuenta de que no ha logrado crearse?”
Harold Bloom, La angustia de las influencias. Trad. Francisco Rivera, Caracas, Venezuela, Monte Ávila, 1991, p. 13.
Según Bloom, existen seis prácticas en la toma de influencias:
Por su parte, Gérard Genette, en su obra Palimpsestos. La literatura en segundo grado (Madrid, Taurus, 1989) escribía en 1981 que percibía cinco tipos de relaciones transtextuales. Para abordar estas cinco relaciones, debemos hablar primero sobre qué se entiende por “transtextualidad” e “hipotexto”.
Es la relación entre un texto y la realidad “extratextual”, es decir, la realidad que está fuera del texto mismo. Transtextualidad es el conjunto de elementos que hacen que un texto se relacione con otros textos. La transtextualidad incluye a la Architextualidad y otros tipos de relaciones transtextuales. Un ejemplo de alusión transtextual es el título de Guzmán de Alfarache, que alude por género (picaresca) y por fórmula textual (nombre+preposición+lugar) al Lazarillo de Tormes.
El hipotexto es el texto a partir del cual se escribe otro texto. El ejemplo son las “Adaptaciones” que se hacen de una obra literaria y que se vuelven una obra teatral o cinematográfica. Otro tipo de hipotexto son los “remakes”, que son nuevas versiones de una película, tema musical o de una obra teatral o literaria que ya se habían realizado anteriormente., con la intención de “renovar”, “mejorar” o “actualizar” la obra original.
En cinematografía, el “reboot” (reiniciar) es una nueva versión de una película anterior, pero con una reinterpretación de los elementos más importantes que permanecen. El ejemplo son los comics, en los que se crean nuevas historias a partir de un mismo superhéroe y la historia base, pero cambian personajes secundarios o la trama tiene un enfoque diferente.
Entendidos estos dos conceptos, Genette establece cinco tipos de relaciones transtextuales enumeradas en un orden aproximado creciente de abstracción, implicitación y globalidad:
Es una relación de co-presencia entre dos o más textos, o bien, la presencia de un texto en otro. Se desarrolla de las siguientes maneras:
Citando a Michael Riffaterre, el “intertexto” es la relación entre una obra y otra a nivel de las microestructuras semántico-estilísticas, es decir, las frases, fragmentos o textos breves. Hay una diferencia entre la intertextualidad y la “lectura literaria”: la primera produce la “significancia” de un texto (relacionar el texto leído con otros con los que está conectado, le otorga significado); mientras que la lectura literaria lineal sólo produce “el sentido”.
Es el “más allá” del texto mismo, es decir, aquellas partes que componen el todo pero que no son propiamente el texto, tales como: título, subtítulo, intertítulos, índice de contenidos, epígrafes, prefacios, prólogos, advertencias, notas (al margen, al pie de página o finales), ilustraciones, sobrecubierta, faja, epílogos, colofón. Todos ellos aportan información anexa al texto. Puede también ocurrir que una obra funcione como paratexto de otra.
Es un tipo de transcendencia textual que se refiere a la relación -generalmente conocida como “comentario”- que une un texto a otro, mediante el hablar de él sin citarlo, convocarlo o sin nombrarlo. Según Genette, “la metatextualidad es por excelencia la relación crítica”. Se concibe, según Genette, como un “intertexto citacional de apoyo”. Un ejemplo de metatexto es la “crítica” (como género). Ejemplos de metatextos son los discursos críticos sobre las obras de autores: Crítica de Kant, Esplendores y miserias de Honoré de Balzac, A la búsqueda de Marcel Proust, etc.
Otro tipo de metatexto es el “suplemento”, la “continuación” o la “prolongación”, en los que se aporta a la obra de otro un “plus informativo” en forma de “comentario” o “interpretación”. Esa otra obra es un hipotexto del que que se parte y, por tanto, debe ser considerado como “pretexto”. Ejemplos de estos últimos casos son el segundo tomo del Quijote, cuyo hipotexto es el primer tomo, así como la Odisea es la prolongación de la Iliada.
El hipertexto es el texto derivado de un texto anterior por transformación simple o transformación indirecta, es decir, imitación. La hipertextualidad es la relación que une un texto B (hipertexto) a un texto A anterior (hipotexto), es decir, es un texto derivado de otro texto preexistente. La definición exacta de toda práctica hipertextual es utilizar un texto como materia prima sin citarlo (Genette, p. 71). La derivación puede tener dos tipos de orden:
a. Transformación simple o directa |
b. Transformación compleja o indirecta |
---|---|
|
|
Un ejemplo más sencillo sería:
Ejemplos de transformación hipertextual |
|
---|---|
Transformación simple o directa |
Transformación compleja o indirecta |
Quiero cepillar los cabellos de Ana |
|
Quiero zepillar los cabellos de Ana
En donde el cambio de letra de “cepillar” a “zepillar” solo provocó un error ortográfico, pero se mantuvo la estructura de la oración. |
Quiero cepillar los caballos de Ana
En donde el cambio de letra de “cabellos” a “caballos” origina no solo el cambio de palabra sino también de sentido, pues ahora se habla de los equinos que son propiedad de Ana.
|
El burro hablando de orejas |
|
La mula hablando de orejas
En donde el cambio de género del animal de macho a hembra, solo implica una transformación de un componente gramatical, pero se mantiene el sentido y se sigue la estructura del género, en este caso de un proverbio o refrán. |
El burro hablando con orejas
En donde el cambio de la preposición “de” por “con” transformó el sentido del refrán, dando a entender que “el burro” habla con “soplones” o “espías.
El burro hablando de ojeras
En donde el cambio de palabra “orejas” por “ojeras” transformó el sentido del refrán, dando a entender que “el burro”, cansado por tanto trabajo, tiene motivos para hablar del cansancio evidenciado por las “ojeras” de los ojos.
|
Hay cuatro grados de relación hipertextual:
Grados de relación hipertextual |
||
---|---|---|
Relación hipertextual |
Definición |
Ejemplo |
Hipertextos alógrafos |
Alógrafo (allos=distinto; graphein=describir).
Su hipotexto es obra de otro autor.
Son los más numerosos y los más manifiestos.
Se clasifican en:
|
Electra de Sófocles, Eurípides y Esquilo (hipotexto múltiple).
La trágica historia del doctor Fausto: Christopher Marlowe se basó en el folclore cristiano para escribir su obra hacia finales del siglo XVI. Posteriormente inspiraría a Goethe, Gounod, Boito y Liszt (hipotexto difuso).
Pastiche (hipotexto genérico). |
Hipertextos autógrafos con hipotexto autónomo |
Su hipotexto proviene del mismo autor. |
Tentation de Saint Antoine: el propio Gustave Flaubert hizo una corrección (texto B) de su propia obra (texto A). |
Hipertextos autógrafos con hipotexto ad hoc |
El texto A ha sido manifiestamente calculado para dar lugar al texto B. |
El palíndromo: “Somos o no somos; “Anita lava la tina”; “Yo hago yoga hoy”, cuya lectura al revés dice exactamente lo mismo. |
Hipertextos con hipotexto implícito |
Se descifra de un texto B, un texto A anterior. Toda clase de texto figurado bajo el que se descifra un hipotexto literal anterior. Muy usual en la retórica clásica, que consideraba legítima la práctica de que, a partir de un texto literal, se creaba uno figurativo. |
Dos claros ejemplos son la “Paráfrasis” (explicación o comentario que se añade a un texto difícil de entender para aclararlo; o frase que expresa el mismo contenido que otra, pero con diferente estructura sintáctica) y la “Perífrasis” (construcción de varias palabras para evitar una palabra simple con fines eufemísticos). |
Una forma de “transformación hipertextual” es la “Contradicción” o “Refutación”. Genette explica que todo enunciado breve, perentorio y no argumentado como por ejemplo el proverbio, la máxima, el aforismo o el eslogan, inevitablemente genera una refutación: “Quien se limita a afirmar debe esperar que los demás se limiten a contradecirle” (p. 53).
Otras veces el hipertexto tiene forma de “Comentario”, y aunque casi siempre se trata de evitar, sí llega a realizarse por vía de “Alusiones textuales” o “Invocaciones”.
El hipertexto también se origina cuando se monta un texto a partir de varios, transformándose cada uno de ellos. Es una “contaminación” que Genette clasifica en “contaminación aditiva” y “contaminación sustitutiva”. El ejemplo de la primera es el “Centón”, que es la obra literaria compuesta de fragmentos, sentencias o expresiones de otras obras o autores, la cual, por extensión, se aplica al ensayo crítico basado en repeticiones de opiniones comunes y, por lo mismo, carece de originalidad. El ejemplo de la segunda es la “Quimera”, que toma de un texto A su estructura gramatical y de un texto B su sustancia léxica, cuya mezcla es mucho más compleja que la del centón.
De acuerdo con Hélène Maurel-Indart, en su obra Sobre el plagio (trad. Laura Fólica, Buenos Aires, Argentina y México, Fondo de Cultura Económica, 2014, p. 260-261), el “Resumen” o el “Compendio” no pueden considerarse como falsificaciones o plagios, es decir, conservan su carácter lícito, si responden a razones de interés general, didáctico o escolar, y no implican una competencia desleal con el autor original. Asimismo, el “Análisis” implica una discusión entre el autor de la obra original y el comentario crítico personal del segundo autor, quien debe aportar un juicio de valor propio.
La hipertextualidad se declara por medio de un indicio paratextual, como un prólogo, un título, un subtítulo, etc. Un ejemplo de esto es el título de Les Confessions de Rousseau que aluden al título de Las confesiones de San Agustín. En ésta la autobiografía de Agustín de Hipona, compuesta por trece libros, trata de su confesión de sus pecados y faltas directamente a Dios. Mientras que la obra de Rousseau, con el mismo título, también es una autobiografía, compuesta de 12 libros, en donde también confiesa su vida.
“No hay obra literaria que, en algún grado y según las lecturas, no evoque otra, y, en este sentido, todas las obras son hipertextuales. Pero […] algunas lo son más (o más manifiestamente, masivamente y explícitamente) que otras”.
Gérard Genette, Palimpsestos. La literatura en segundo grado (Madrid, Taurus, 1989), p. 19.
La hipertextualidad se distingue cuando en un texto B encontramos préstamos tomados de un texto A, tales como fórmulas literarias, situaciones recurrentes de textos canónicos, campos semánticos o léxicos, imitaciones estilísticas, prácticas paródicas (deformaciones lúdicas o transposiciones burlescas de un texto).
También llamado por Genette como “literariedad de la literatura”, es decir, el conjunto de categorías generales o la taxonomía de las que depende cada texto singular: tipos de discurso, modos de enunciación, géneros a los que se les ha encasillado (literarios, periodísticos, académicos, etc.). El Architexto es el texto original. Asimismo, Genette explica que se trata de una relación que articula una mención paratextual (títulos o subtítulos, por ejemplo) netamente taxonómica (nomenclatura, clasificación de los nombres o grupos) que orientan al lector sobre la expectativa que tiene sobre la obra y, por ende, cómo la recibe (a esto último se le llama “recepción literaria”).
Genette menciona que el architexto genérico son los géneros canónicos, tales como el Pastiche, la Parodia, algunas Epopeyas que hacen imitaciones de otros textos y el Apócrifo. El ejemplo de la architextualidad genérica es la imitación que Virgilio hizo de Homero, o el Guzmán de Alfarache del Lazarillo de Tormes.
De acuerdo con la Real Academia Española, el “Pastiche” es una imitación que consiste en tomar determinados elementos característicos de la obra de un artista y combinarlos, de forma que den la impresión de ser una creación independiente. Hélène Maurel-Indart, en su obra Sobre el plagio (trad. Laura Fólica, Buenos Aires, Argentina y México, Fondo de Cultura Económica, 2014, p. 257) explica que la “Parodia” se refiere a las obras musicales, el “Pastiche” a las obras literarias y la “Caricatura” a las obras gráficas. Maurel aclara que una “Parodia” no constituye un daño al derecho de autor siempre y cuando respete tres condiciones: en primer lugar, el parodista debe haber modificaciones suficientemente válidas, por medio de su propio esfuerzo intelectual, con el fin de obtener un resultado original, por lo que la parodia debe constituirse como una obra independiente de la obra parodiada. En segundo lugar, el elemento de crítica debe ser lo bastante perceptible como para que se respete la intención satírica propia de la parodia. Por último, la existencia de la obra paródica no debe crear confusión con la obra original.
Por su parte, Hélène Maurel-Indart, en su obra Sobre el plagio (trad. Laura Fólica, Buenos Aires, Argentina y México, Fondo de Cultura Económica, 2014) profundiza la postura que estableció Boleslaw Nawrocki en 1964 en su obra El plagio y el derecho de autor (Ginebra, Oficinas Internacionales Reunidas para la Protección de la Propiedad Intelectual).
Siguiendo la conceptualización de Nawrocki, quien había categorizado dos tipos de “Préstamo”: el directo/indirecto y el total/parcial, Maurel-Indart hace su propia clasificación, que aquí resumimos:
Reproducción directa sin autorización, implica una simple falsificación. Es fácilmente identificable. Es el préstamo sin transformación de ningún tipo.
Préstamo directo parcial:
Préstamo directo total:
Reproducción indirecta de una obra. Es tomar prestada una segunda obra, pero implicando semejanzas en el nivel de la composición y un encadenamiento de ideas, y no solo las ideas en sí. Es una transformación del trabajo de otro que se hace pasar por propio y sin autorización previa. Dice Maurel que con “solo realizar algunos cortes e introducir nuevas ideas, a menudo secundarias, se da la apariencia de una obra nueva, que en realidad está completamente nutrida de la sustancia esencial y la originalidad de la obra imitada” (p. 259).
Préstamo indirecto parcial:
Préstamo indirecto total: