Para adquirir y dominar la competencia comunicativa, es necesario que primero conozcas qué se entiende por tal y, posteriormente, distingas cuáles pueden ser las habilidades comunicativas, como por ejemplo, la observación, la lectura, la expresión oral, la expresión escrita, la personalidad, el estilo, el manejo de información, el trabajo en equipos, la capacidad comunicativa, la solución de problemas, la toma de decisiones, entre otras, para saber qué decir, a quién se le va a decir, cuándo se debe decir, cómo se debe decir y cuándo es necesario callar, lo que implica que la competencia comunicativa no se refiere sólo a los aspectos lingüísticos, sino también a aspectos culturales, sociológicos y psicológicos, pues también intervienen elementos de la personalidad, en un nivel motivacional-afectivo (necesidades, expectativas, vivencias, etc.) y en un nivel cognitivo (conocimientos, habilidades, actitudes).
Las habilidades comunicativas permiten a la persona:
El oyente, al percibir y comprender el significado (lingüístico) del discurso, simultáneamente toma, con respecto a éste, una activa postura de respuesta: está o no está de acuerdo con el discurso (total o parcialmente), lo completa, lo aplica, se prepara para una acción, etc.; y la postura de respuesta del oyente está en formación a lo largo de todo el proceso de audición y comprensión desde el principio, a veces, a partir de las primeras palabras del hablante.
Mijaíl M. Bajtín “El problema de los géneros discursivos”, en Estética de la creación verbal (México, Siglo XXI, 1995), pp. 248-293.
Dice Bajtín que “toda comprensión de un discurso vivo, de un enunciado viviente, tiene un carácter de respuesta” y, ciertamente, cuando el mensaje oral se emite y el receptor lo comprende, de inmediato puede responder a él, entonces el oyente se convierte en hablante y se consigue la respuesta en voz alta. Sin embargo, no siempre el oyente da una respuesta inmediata en voz alta, porque puede ser una acción inmediata (como cuando se da una orden y se cumple).
En este apartado conocerás varias dimensiones que te ayudarán a ser un buen orador con capacidades para hablar, pero también para saber escuchar y tener empatía con otros oradores y otros escuchas. Al final de tu discurso evaluarás tu proceder frente a un grupo y razonarás si tu mensaje fue captado, entendido y asimilado.