Las palabras iconografía e iconología tienen la raíz etimológica de origen griego εἰκών, -όνος eikṓn, -ónos, es decir, icono, que quiere decir signo que mantiene una relación de semejanza con el objeto representado.

La iconografía, según el Diccionario de la Real Academia Española, es el conjunto de imágenes, retratos, representaciones plásticas o imagen de un personaje o de una realidad determinados con características comunes; así como la descripción (gráphein = describir) de las imágenes o representaciones plásticas en el arte. La iconología (logo = decir) es el decir de una imagen.

En 1593, Cesare Ripa sacó a la luz su obra Iconología, que es un tratado descriptivo de las alegorías de las virtudes, los vicios, las artes, las ciencias, los humores, los elementos de la naturaleza y, en general, las pasiones humanas, que dan cuenta de la concepción del universo y todo lo que habita en él y que rodea al ser humano.

En 1939, Erwin Panofsky retoma la iconología para adaptarla al estudio de las obras de arte, así como la iconografía, la cual tiene que ver más con el aspecto descriptivo o estadístico o clasificativo de la imagen; en cambio, la iconología va mucho más allá porque busca el significado filosófico, histórico, social, psicológico, hermenéutico, etc. de la imagen, incluyendo la contemplación de su forma, su interpretación y su reinterpretación.