Entre las conductas académicas éticamente aceptables vamos a destacar aquí cuatro que tienen que ver con los actuares y deberes de las comunidades que integran una institución educativa, tales como los estudiantes, los profesores, los investigadores, el personal administrativo y todos aquellos que tengan relación con ella.
Las conductas éticas que se abordan son: la integridad académica, que habla de los valores depositados en un producto escolar; la interpretación y las palabras propias al momento de redactar un producto escolar con la finalidad de evitar el plagio; la citación correcta de una fuente a fin de reconocer la autoría de un tercero; y, finalmente, el respeto a la propiedad intelectual y el derecho de autor.
“La integridad es hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando”.
C.S. Lewis.
La integridad académica es un compromiso de respeto, solidaridad, confianza y honestidad entre un profesor o tutor y los estudiantes y/o tutorandos cuando entre ambos hay un intercambio de conocimientos, ideas o conceptos depositados en un trabajo escrito.
Cuando elaboramos nuestro propio trabajo, estamos fungiendo el papel de “autores”, y así como quisiéramos que otras personas respetaran nuestro esfuerzo y creatividad, de la misma manera debemos respetar las ideas y el esfuerzo de otros autores.
En este sentido, la integridad académica es una conducta honorable y responsable por parte del alumno, pero también del profesor. El primero porque tiene que respetar el trabajo de los demás, y el segundo porque es quien lo debe guiar para justamente hacer valer ese respeto, por medio de la cita de fuentes correcta.
Durante toda la vida académica estarás expenso a que, por iniciativa propia o por solicitudes, tengas que redactar y entregar trabajos escolares en los que seguramente depositarás investigaciones, ideas, palabras, imágenes, párrafos, etc. de muchos autores. Por tanto, ser íntegro académicamente hablando es aportar al conocimiento de manera honesta y justa, respetando el esfuerzo que dichos autores realizaron al elaborar su obra y otorgando el debido crédito a ella.
Una verdadera integridad académica la demostrarás en el momento de recopilar tu bibliografía y de anotar todas las referencias, pues con el hecho de reconocer que hay obras que estás utilizando para tu investigación, ya estás siendo ético. Posteriormente, en el momento de redactar tu escrito y de inventariar las citas o ideas de los autores, estás reconociendo de igual manera que la propiedad intelectual no es tuya, sino de otros. Y, por último, al partir de los conocimientos que recopilaste y ser creativo generando nuevos conocimientos, estás haciendo un trabajo original que se ha de reconocer como tuyo, y la propiedad intelectual de un nuevo producto pasará a ser tuya.
“Sólo el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores”.
Benjamin Franklin.
De igual manera, la honestidad académica se ha de demostrar en otras actividades como realización de exámenes, colaboraciones editoriales, cooperación en investigaciones, asistencia a clases, presentación de documentos probatorios, cumplimiento con lo dictado en bibliotecas, centros de estudio, salas de conferencias, etc., entre otras muchas que tienen que ver con el quehacer académico de la institución educativa donde estás adscrito.
“Las ideas plasmadas en la obra no necesariamente deben ser originales: lo que debe ser creación original del autor es la forma de expresión de las mismas”.
OMPI. (2016). Principios básicos del derecho de autor y los derechos conexos. En: https://www.wipo.int/publications/es/details.jsp?id=4081&plang=ES
Como lo dice la frase de la OMPI, no necesariamente una idea, un concepto, un hecho, un suceso o un fenómeno tienen que ser originales. Se dice que “no existe nada nuevo bajo el sol”, y en cierta forma son pocos los acontecimientos que son novedosos totalmente. Es por ello que la originalidad radica en la manera como se expresa el fenómeno y no el fenómeno mismo. De ahí que la interpretación es el acto que nos permite “comprender” o “traducir” un fenómeno, sus causas y consecuencias, en una nueva forma de expresión.
La exégesis (del griego ekseː explicar) significa interpretar críticamente un texto extrayendo todos los significados posibles que se contengan entre sus frases y contenidos. Por tanto, la interpretación o exégesis requiere de un análisis profundo no solo de sus ideas, sino también de cada palabra puesta en el orden en el que se encuentra, pero además de un examen concienzudo del contexto en el que fue generado, de los actores que intervienen, de su finalidad, de su motivación, etc.
Por su parte, la hermenéutica, que es el arte de interpretar, explicar o traducir, tiene los mismos principios: el de lograr una mayor comprensión de un fenómeno o de un texto para llegar a conclusiones variadas y distintas a las que ya expresaron antes otros autores. Por ello, esta ciencia ayuda a comprender al máximo a un autor y descifra los complejos significados o conceptos que plasma en su obra.
La interpretación o traducción de un texto o de una obra artística (no en el sentido de traducir un idioma a otro, sino en el de explicar), es un proceso de reflexión que nos permite aportar cosas nuevas a lo ya dicho anteriormente. De ahí que éste sea el principal motor de la originalidad de un texto, porque nos ayuda a sumar, añadir o contribuir al conocimiento.
“Hay quien dice que si uno utiliza a un autor comete plagio y si usa a muchos autores hace investigación. También dicen que el que plagia a uno es un plagiario y el que plagia a muchos es un erudito. Esto no es tan cierto. Es posible elaborar un texto original siguiendo, contrastando o criticando a un autor, siempre que se distinga plenamente el comentario de lo comentado. También puede haber originalidad en los trabajos que se tejen sobre las opiniones de otras personas, lo que necesita un fuerte aparato crítico. Después de todo, cualquier trabajo de cualquier materia debe examinar el estado de la cuestión, es decir, lo que se ha investigado antes”.
Camilo Ayala Ochoa (2022). Letras impostoras. Reflexiones sobre el plagio. Primera edición, Universidad Autónoma de Aguascalientes, Aguascalientes, Ags. editorial.uaa.mx/, p. 20-21.
Una vez que hemos procesado la información, la hemos estudiado y analizado, la hemos interpretado y traducido a nuestras propias conceptualizaciones, y la hemos procesado en códigos que son aptos para nuestro propio entendimiento, entonces estamos listos para utilizar nuestro propio lenguaje en nuestra manera personal de decir las cosas, imbuyendo el fenómeno de nuestras propias experiencias y conocimientos, construyendo así, un conocimiento mayor y superior, más completo, con más aristas y puntos de vistas que nadie más se había atrevido a mencionar. Esta es nuestra verdadera aportación a lo ya dicho por otros.
“Las palabras honestas nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe”.
Miguel de Cervantes Saavedra.
Consulta la categoría Estilos bibliográficos dentro de la sección INVESTIGA.
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Te recomendamos visitar el Programa “Velo en perspectiva”. La infografía “Expresa tus propias ideas, no copies y pegues. Saber cómo citar es aprender a no plagiar” te orienta sobre los diferentes pasos para que, con tus propias ideas y palabras, evites el plagio:
Hay ocasiones en las que, por la redacción que estamos utilizando en nuestra escritura, la cita textual no se presta para una buena lectura, ya sea porque el autor original utilizó frases que no convienen a nuestra redacción, tales como muletillas, o porque citar todo un párrafo hace que nuestro escrito se extienda demasiado, o bien porque dentro de esa cita textual que queremos destacar en nuestro escrito incluye información poco relevante.
En este caso, se permite alterar una cita textual colocando corchetes cuadrados y en su interior la palabra que nos puede ayudar a mejorar la lectura. La advertencia -tipográfica en este caso, por medio de los corchetes-, permite que el lector entienda que quien está citando está alterando el texto original. Por ejemplo:
Texto original:
Siendo así, despachar un libro de 150 páginas, digamos Pedro Páramo, en unos cuantos minutos, para luego usar las horas restantes a estar frente al televisor, debe ser un aprovechamiento del tiempo muy sustantivo. Lo cierto es que, a lo largo de la historia, todos los grandes lectores y escritores no han medido jamás su destreza lectora o su saber por la cantidad de libros leídos ni mucho menos por la celeridad en su lectura, sino por la calidad de lo leído y por el gozo alcanzado, con pausa y a profundidad.
Juan Domingo Argüelles, Elogio de la lectura lenta. Publicado en Fabulaciones. |
Texto modificado por medio de corchetes:
Como dijera Juan Domingo Argüelles en su obra Elogio de la lectura: “[…] despachar un libro de 150 páginas, [como] Pedro Páramo, en unos cuantos minutos, para luego usar las horas restantes a estar frente al televisor, debe ser un aprovechamiento del tiempo muy sustantivo. […] a lo largo de la historia, todos los grandes lectores y escritores no [miden] jamás su destreza lectora o su saber por la cantidad de libros leídos ni mucho menos por la celeridad en su lectura, sino por la calidad de lo leído y por el gozo alcanzado, con pausa y a profundidad”.
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Sin embargo, como afirma Roberto Zavala Ruiz en su libro El libro y sus orillas, si son muchos los comentarios que el autor integrará a la cita textual, lo mejor es integrarlos a su propio texto:
“Aunque parezca perogrullada, la cita debe ser textual, exacta, fiel, pues de otro modo se convertirá en paráfrasis involuntaria. Resulta enojoso confrontar una supuesta cita con el texto del que se tomó y comprobar que buena parte del escrito original se cambió sin advertirlo al lector, quien merece respeto. Si un autor acude a los juicios de otro para fundamentar los propios, pero agrega comentarios, aclaraciones, correcciones y demás, sus intervenciones deberán escribirse entre corchetes o paréntesis cuadrados. Lo mejor, claro está, sería integrar esos juicios a su propia redacción, antes que llenar de corchetes la escritura ajena”.
Roberto Zavala Ruíz (2002). El libro y sus orillas. Tipografía, originales, redacción, corrección de estilo y de pruebas. 3ª. ed. corregida , 3ª. reimp. México, UNAM, Coordinación de Humanidades, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, p. 116.
Por otra parte, para adaptar una cita a nuestras necesidades discursivas, también podemos emplear puntos suspensivos. Esto sucede cuando queremos citar un texto que no comienza con mayúscula y que se omite el final de la frase o párrafo. Ejemplo:
Texto original:
Se conoce y se ha difundido mucho sobre temas de Bibliotecología, pero existe poca información que dé cuenta de la incursión de las primeras mujeres en la profesión bibliotecaria en México, donde algunas de ellas están ahí por parte de su trabajo y no por su voluntad, pero otras sí ingresan por vocación, de ahí que este ensayo resulte significativo como un esfuerzo por darles un reconocimiento. Estudillo García, J. (2022). La participación femenina en la educación bibliotecológica en México (1916-1918). Revista Biblioteca Universitaria, 25(2). https://doi.org/10.22201/dgbsdi.0187750xp.2022.2.1472 |
Texto adaptado:
Como refiere Joel Estudillo: “…existe poca información que dé cuenta de la incursión de las primeras mujeres en la profesión bibliotecaria en México, donde algunas de ellas están ahí por parte de su trabajo y no por su voluntad…”.
Estudillo García, J. (2022). La participación femenina en la educación bibliotecológica en México (1916-1918). Revista Biblioteca Universitaria, 25(2). https://doi.org/10.22201/dgbsdi.0187750xp.2022.2.1472 |
De acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) el reconocimiento a la propiedad intelectual y al derecho de autor es reconocer las creaciones de la mente, tales como las invenciones, las obras literarias y artísticas, así como símbolos, programas informáticos, marcas, signos comerciales, nombres e imágenes.
Mediante la propiedad intelectual de patentes, derecho de autor y marcas se equilibra “el interés de los innovadores y el interés público, el sistema de propiedad intelectual procura fomentar un entorno propicio para que prosperen la creatividad y la innovación” (Ibid.).
Mientras que el Derecho de autor se aplica a “las creaciones literarias y artísticas como los libros, las obras musicales, las pinturas, las esculturas, las películas y las obras realizadas por medios tecnológicos como los programas informáticos y las bases de datos electrónicas. En algunos idiomas, el derecho de autor se denomina copyright” (OMPI, 2016).
La expresión derecho de autor se compone de dos elementos muy importantes: el primero es la persona creadora denominada “autor”, pues es el creador de una obra; el segundo es el derecho que tiene dicho autor de ejercer sobre su obra, tanto de reproducirla como de protegerla. En muchos casos de obras publicadas sobre papel o en formato digital, se cuenta con el derecho de copia parcial o incluso total por parte de terceros.
“A diferencia de la protección de las invenciones, en la normativa de derecho de autor […] se protege exclusivamente la forma de expresión de las ideas, y no las ideas propiamente dichas.
Las obras protegidas por derecho de autor son creativas en lo que respecta a la elección y la disposición del medio de expresión, ya sean palabras, notas musicales, colores y formas.
Por consiguiente, el derecho de autor protege al titular de derechos exclusivos de propiedad contra todo tercero que copie o se procure y utilice la forma particular en la que haya sido expresada la obra original”.
OMPI. (2016). Principios básicos del derecho de autor y los derechos conexos. En: https://www.wipo.int/publications/es/details.jsp?id=4081&plang=ES
Como una de las conductas académicas éticamente aceptables, el respeto a la propiedad intelectual y al derecho que tienen los autores de que su obra sea reconocida debe ser en tu actuar como estudiante, profesor o investigador una práctica y una obligación no sólo moral o ética, sino también académica.
Te recomendamos visitar el Programa “Velo en perspectiva". La infografía “Reconoce el mérito de los autores originales citándolos. Crea tu propia obra, aprende a citar, evita el plagio” te orienta sobre los siguientes temas: